Por Adriana De Santiago Álvarez
Titular del Órgano Interno de Control de la Universidad de Guanajuato
El pasado marzo llegó a México la pandemia derivada del COVID-19, conmocionando los sectores públicos, sociales y privados; y a los sistemas y las estructuras sociales, familiares, económicas, laborales, educativas, políticas e institucionales. Ante este panorama, los distintos órdenes de gobierno, privilegiando la salud de las personas, han tomado varias medidas; se destaca el aislamiento social, el cual ha generado un cambio en las formas de actuación y convivencia de las personas, en todos los ámbitos. Para afrontar y solventar los retos que todo ello conlleva, se requerirá esfuerzos significativos de todas las partes involucradas.
En el sector público tenemos retos importantes que versan en dos vertientes: por un lado, flexibilizar nuestros procesos y procedimientos substantivos y administrativos para adaptarlos al contexto actual y con ello buscar, en la medida de lo posible, que la vida institucional no pare; y, por otro lado, generar las condiciones estructurales, funcionales y culturales que nos preparen para futuros escenarios de contingencia. Todo ello, con miras a diseñar y consolidar modelos emergentes de organización que nos permitan desarrollar con continuidad las funciones públicas que se nos tienen atribuidas.
En la Universidad de Guanajuato (UG), y concretamente en su Órgano Interno de Control (OIC), la contingencia no nos ha detenido, sólo está cambiando la forma en la que se hacían las cosas.
Esta necesaria transformación nos llevó a buscar que el distanciamiento físico no nos separe del cumplimiento de nuestras atribuciones públicas, lo que se ha conseguido mediante el uso de las herramientas que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de aprendizaje y colaboración (TAC). Así, podemos hablar de una normalidad tecnologizada, lo cual años atrás resultaría impensable.
En ese sentido, los integrantes del OIC debemos priorizar de entre nuestro amplio ámbito de competencia en materia de control, evaluación y fiscalización, aquello que redunde directamente en beneficio del desarrollo administrativo de nuestras instituciones y de la consolidación de la cultura de transparencia y de rendición de cuentas, perseverando en hacer uso de las TIC.
Un planteamiento central es:
¿por qué un OIC tiene tal relevancia en esta contingencia, que nos obliga a fortalecernos y no detenernos frente a la pandemia? Primero hay que entender ¿qué es un órgano interno de control? El artículo 60 de la Ley Orgánica de la Universidad de Guanajuato establece: “La Universidad contará con un Órgano Interno de Control con autonomía técnica y de gestión que tendrá a su cargo la fiscalización de los ingresos y egresos de la misma.”
¿por qué un OIC tiene tal relevancia en esta contingencia, que nos obliga a fortalecernos y no detenernos frente a la pandemia? Primero hay que entender ¿qué es un órgano interno de control? El artículo 60 de la Ley Orgánica de la Universidad de Guanajuato establece: “La Universidad contará con un Órgano Interno de Control con autonomía técnica y de gestión que tendrá a su cargo la fiscalización de los ingresos y egresos de la misma.”
Así mismo, su artículo 60 bis refiere: “El Órgano Interno de Control de la Universidad será responsable del control, evaluación y desarrollo administrativo de la Universidad, así como de la prevención de conductas constitutivas de responsabilidad administrativa y, en su caso, de la aplicación del derecho disciplinario…”
En este escenario en que las instituciones públicas están tratando de resolver con los medios a su alcance las diferentes problemáticas que se están presentado, es importante generar los esquemas que garanticen que dichas instituciones se mantengan en movimiento, desarrollando sus actividades substantivas y adjetivas, y procesando las adaptaciones, flexibilizaciones y transformaciones indispensables para ello. Sin duda, en esta tarea institucional, las OIC tenemos un papel relevante, pues mantenernos en movimiento, genera que las organizaciones públicas a las que pertenecemos, también lo hagan, en franca sinergia institucional.
Es por tanto que, en las OIC de la UG hemos sido conscientes de que no debemos parar, y que tenemos en las TIC, una herramienta fundamental para consolidar nuestro modelo de gestión y gobierno electrónico que iniciamos hace casi cuatro años. Así, hemos sostenido las tareas más importantes, en acompañamiento a la comunidad universitaria:
Cada una de estas funciones que realiza el OIC-UG nutren el actuar de quiénes formamos parte de la comunidad universitaria y contribuimos al proyecto académico de la UG. Lo mismo debe entenderse respecto de los OIC de todas las instituciones públicas. Es necesario que no se interrumpa el actuar de quien guía el sano desarrollo administrativo de las comunidades de servidores públicos que, desde todas las trincheras, tenemos a nuestro cargo una porción de gobierno, y, por ende, de la realización de trámites y servicios públicos que redundan en la satisfacción de necesidades de la sociedad y sus sectores.
En escenarios de continuo cambio, pintar y mantener visible la línea amarilla que permita vislumbrar el camino de las buenas prácticas administrativas, ayuda a que las instituciones públicas puedan llegar con mayor seguridad al final del camino, sin contratiempos.