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un cuervo empolla

un cuervo empolla1

Escenografía construida por gruesas pinceladas que a la distancia forman un ambiente narrativo

 

El título de la muestra de Enrique López Llamas (Aguascalientes, 1993) alude a la famosa expresión popular “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Este refrán hace referencia a la ingratitud de las personas, particularmente de los descendientes hacia sus progenitores, dado que el cuervo, ave carroñera, se alimenta de animales muertos.

López Llamas reinterpreta la obra Hooded Crows (Cuervos encapuchados) [1891], del pintor sueco Bruno Liljefors. La atmósfera silvestre de la que se apropia el artista hidrocálido a través de una intervención de sitio específico nos sitúa en un frondoso paisaje de espesa maleza casi monocromática. Una escenografía construida por gruesas pinceladas que a la distancia forman un ambiente narrativo, mientras que al acercarse a cria cuervoscontemplar sus detalles se nos abren otros paisajes de carácter indeterminado.

Las propiedades de la pintura, óleo mezclado en antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos y analgésicos molidos, producen una textura porosa, rocosa y dura. Dicha condición pictórica articula las tensiones entre lo delirante de la representación, quasi alucinación, y los estados de ánimo de un sistema nervioso fuera de órbita.

A través de este ejercicio pictórico expandido, López Llamas estructura un nido cuyos huevos retinianos se desprenden en una imagen hecha trizas.

Fotografías: Cortesía del artista.

Arrobas:
@proyecto_caiman
@elopezllamas
@marcovaltierra

un cuervo empolla2
un poema de locura

Por Benjamín Valdivia

los sabios dicen
.
Por creerle al dicho de que cada cual tiene un poco de música, de poesía y de locura, un día de 2012 me sucedió musical y loco este poema que compartimos hoy. Estuvo resguardado en formas del silencio desde hace diez años, como suelen estarlo aquellos que tienen como tema la locura. Hay que considerar, para esto, que el amor es una enfermedad mental que, a la vez, resulta ser su propia curación: lucidez plena y locura absoluta se unen como la noche y el día en el instante del amanecer, cuando tenemos ya claro el mundo, aunque todavía no despertamos. Los sabios dicen que para una salud mental perfecta es necesario amar. ¿Y quién soy yo para contradecirlos? Por otra parte, la gente que ha estado loca de amor bien podrá dar testimonio de que la razón tiembla y cualquier argumento resulta insuficiente ante los avasallamientos (que eso son) con los que nos toca su clamor. Exigirle lucidez a quien se enamora es pedirle peras proverbiales al realista olmo del mundo. Por otra parte, exigirle locura es otro intento vano: nadie puede ser obligado a responder a esa vocación. En tal contradicción, observada ya por Camões y traducida en soneto por Quevedo, se define al amor como: “es hielo abrasador, es fuego helado”; es decir: “contrario de sí mismo”. Por eso el amor se amolda como figura ejemplar de estar alguien en la locura: se vive la contradicción. Bipolaridad, esquizofrenia, amor. Tres palabras aproximadas a una sola realidad de la mente incontrolable. A nadie le deseamos la locura. A todo mundo le deseamos amor.
 
quiero estar siempre loca1

quiero estar siempre loca

Quiero estar siempre loca,
me dijo la cordura.

Con toda la razón abismarse y no
saber nada de nada
cuando las olas en el aire arden espumas
y es el beso del tiempo una fracción
del universo detenida.

Siempre con la locura de estar vivos
vamos a ser un signo con dos tiempos,
la luz forjada en dos
imanes.

Tu cordura y yo somos los locos.
Tú y mi locura son los cuerdos.

La cuerda que se amarra en la locura
nos tiene tan atados.

Con la razón siento tu ser: estoy tan loco.

Quiero estar siempre loca,
me dice tu locura.

Y yo te beso
y no sé qué más decir.