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nuevas formas de vida

apego sexo afectiva1

Por Isaura Arreguín
Directora de la División de Ciencias de la Salud e Ingenierías,
Campus Celaya-Salvatierra

 

“Soy Norma, tengo 20 años. ¿Cuántas veces me dijeron que tenía que romper con mi relación sentimental porque mi pareja estaba abusando de mí? Infinidad de ocasiones; siempre justifiqué la forma en que me trataba, incluso, exaltaba sus cualidades ante los demás de manera que no vieran lo negativo; me sentía responsable de protegerlo, de que nadie lo atacara, porque si lo hacían era como si a mí también me dañaran. No podía tolerar que al juzgar a mi pareja llevara implícito el que yo hubiera cometido un error, pues yo lo elegí”.

 

Muchas han sido las expresiones que denotan una tendencia hacia el apego; expresiones de pensamiento de rumiación como “¿qué pasará si no lo veo?”, “¿qué voy a hacer sin él?”, “soy incapaz de hacerme cargo de mí misma” o “voy a morir sin ella”, “tengo miedo a quedarme solo”, etc.

También muchas han sido las explicaciones, desde un punto de vista teórico, hasta expresiones tan coloquiales y al mismo tiempo peyorativas como “relaciones tóxicas” o “personas tóxicas”. Más allá de juzgar o criticar estas expresiones o sentires, con este documento trato de describir que, por naturaleza, los seres humanos tenemos esa tendencia a tener apego, es, hasta cierto punto, una forma de manifestar el impulso.

Rizo (1999), describe al apego como la incapacidad para renunciar a algo. La obediencia, la adherencia y la subordinación que caracterizan al estilo dependiente, no son lo más recomendable. El apego afectivo es la dependencia psicológica a la pareja; la apetencia de algo, por sí misma no alcanza para configurar la enfermedad del apego.

Desear algo con todas las fuerzas, no es negativo, convertirlo en algo imprescindible sí.

apego sexo afectiva2Zubieta (2011), menciona que la manía que se presenta en las relaciones afectivas se caracteriza por amor posesivo, tendencia a experimentar celos, estados emocionales intensos, necesidad constante de asegurar el amor del otro; este estilo fuerza a la pareja al compromiso sin permitir que el otro evolucione.

Ahora bien, una de las condiciones que puede estar involucrada en el apego, es la relación sexogenital, para lo cual es necesario reconocer que la conducta sexual es motivadora, fisiológicamente ejerce fuerza cognitiva, social y culturalmente aceptable.

Como menciona Frausto (2011), una fuerza cognitiva es creer que las expectativas de romance implican guiones sexuales; obedecen a imitación y sentimientos socialmente arraigados asociados al amor y la soledad. Existen, indica, influencias fisiológicas donde los andrógenos y estrógenos -grupos de hormonas sexuales- afectan los motivos sexuales, y donde el hipotálamo, mediante la regulación de la glándula pituitaria, relacionan el proceso afectivo con el placer sexual.

Además, cuando una persona experimenta situaciones o condiciones patológicas relacionadas con ansiedad, depresión, fobias, etc., existen menos posibilidades de que la persona concientice su condición emocional; de hecho, la conducta sexual puede ser un elemento de disminución para situaciones de estrés o ansiedad.

apego sexo afectiva4Así que no hay que sentir responsabilidad o culpabilidad por tener condiciones de apego, pero sí es necesario ubicar el tipo de relación y qué la mantiene. Si la mantiene una circunstancia de temor, será necesario trabajar dicho miedo. El desapego solo será una respuesta al trabajo de adquirir seguridad y confianza en sí mismo. El apego en sí no es posible trabajarlo -es un síntoma, un concepto-, sino identificar y analizar aquello que lo ha generado.

Como escribe Rizo (op. cit.), detrás de todo tipo de apego existe una condición de miedo y detrás del miedo existe una incapacidad o inhabilidad que en su momento no fue posible adquirir. Las personas no pueden esperar a dejar de estar enamoradas para alejarse de alguien. Pueden alejarse si consideran que a pesar de obtener gratificación sexual o de otro tipo, sienten que depende de esa persona. Hay que aprender a esperar gratificaciones o sacrificar la gratificación inmediata.

 

 

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Es recomendable realizar una evaluación, acudir con especialistas de la psicología clínica, ya que estas relaciones pueden tener como origen una conducta de tipo impulsivo, cultural o también puede obedecer a inhabilidad para dejar relaciones y el temor a quedarse solos. Desapegarse de alguien es empezar a experimentar el control de la vida, reconocer que algo daña; es tener control del pensamiento. No se puede eliminar el apego si previo no se trabaja la base, el autorrespeto. El desapego se dará por inercia.

El autorrespeto, la autoeficacia, autogestión y autocontrol, no son términos ambiguos que tienen un recetario, son procesos que requieren tiempo, llevar a la práctica para que formen parte de la estructura de resolución de problemas y adecuada toma de decisiones.

Así que la próxima ocasión que alguien exprese “trabaja tu autoestima”, hay que reconocer que no es fácil, y sin embargo hay que iniciar por reconocer cuando hay condiciones de sentirse juzgado/a, sentirse expuesto/a, sentirse controlado/a, e incluso siente que debe pedir autorización para cubrir sus propias necesidades. Estos procesos se construyen, no se beben, no se integran solo como conceptos. Esperemos que las expresiones puedan tener una direccionalidad diferente, a manera de: “lo quiero muchísimo, solo que no conviene a mis metas personales, estar junto a él”. “Ella es el amor de mi vida, sin embargo, su forma de actuar me incomoda”.

Finalmente, “Es mentira que las personas mueren de amor” , hay esquemas impuestos con relación al sexo y al amor, planteando que uno depende del otro. Así que hay que replantear las expectativas y considerar que existen actividades que pueden generar efectos neurofisiológicos para un estado de bienestar o estado placentero; ejercicio físico, actividades recreativas, música, entre otras, de forma sistemática y constante.

Bibliografía

Frausto M. Fundamentos de Neuropsicología: Bases Biológicas de la Conducta. Ed Pax. México 2011.

Matute E. Tendencias Actuales de las Neurociencias Cognitivas. Ed. El Manual Moderno. México 2012.

Rizo W. Amor o dependencia. Ed. Norma. México 1999.

Zubieta y Cols. Relaciones íntimas: atracción, amor y cultura. En Psicología Social, Cultura y Educación, Cap. XV. Ed
Pearson, Madrid, España 2001.